Las coronas dentales son un tratamiento odontológico habitual para restaurar la función y estética de un diente dañado. Ya sea por una caries extensa, una fractura o después de una endodoncia, este procedimiento permite reforzar la pieza dental y prevenir futuros problemas. Sin embargo, si nunca has llevado una corona, es normal que te preguntes en qué consiste el proceso, cuánto tiempo dura y qué cuidados requiere.
En este artículo, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre la colocación de una corona dental, desde la primera consulta hasta el ajuste final, para que afrontes el tratamiento con tranquilidad y confianza.
¿Cuándo se necesita una corona dental?
No todos los dientes dañados necesitan una corona, pero hay situaciones en las que es el tratamiento más adecuado. Algunas de las indicaciones más comunes son:
- Fracturas dentales: Cuando un diente ha sufrido una fractura parcial que compromete su estructura.
- Caries avanzadas: Si la caries ha destruido gran parte del diente y un empaste no es suficiente.
- Después de una endodoncia: Tras un tratamiento de conducto, el diente queda debilitado y necesita una corona para evitar fracturas.
- Desgaste dental severo: En casos de bruxismo o erosión causada por ácidos.
- Mejoras estéticas: Para corregir dientes con manchas o formas irregulares.
Fases del tratamiento para colocar una corona dental
El proceso suele dividirse en varias visitas al dentista, dependiendo del tipo de corona y de las necesidades del paciente. Estas son las principales etapas:
1. Evaluación y diagnóstico
En la primera consulta, el dentista examina el estado del diente mediante radiografías y exploración clínica. Se valora si es necesario un tratamiento previo, como una endodoncia o la colocación de un perno en caso de dientes muy debilitados.
2. Preparación del diente
Para colocar la corona, es necesario reducir el tamaño del diente y darle una forma adecuada. Este proceso, conocido como tallado dental, se realiza con anestesia local para evitar molestias.
En algunos casos, si el diente está muy destruido, es necesario reconstruirlo antes de colocar la corona para asegurar una base sólida.
3. Impresión dental y selección del material
Una vez preparado el diente, se toma una impresión digital o convencional para diseñar la corona. Además, se elige el material más adecuado según las necesidades del paciente:
- Coronas de porcelana: Estéticas y con un aspecto muy natural, ideales para los dientes delanteros.
- Coronas de zirconio: Resistentes y con una gran apariencia estética.
- Coronas metal-porcelana: Combinan durabilidad y estética, aunque pueden mostrar un borde metálico con el tiempo.
4. Colocación de la corona provisional
Mientras se fabrica la corona definitiva, se coloca una corona provisional para proteger el diente. Esta pieza es temporal, por lo que se recomienda:
- Evitar alimentos duros o pegajosos.
- Mantener una buena higiene bucal.
- No realizar movimientos bruscos al masticar en esa zona.
5. Prueba y ajuste de la corona definitiva
Cuando la corona definitiva está lista, se retira la provisional y se prueba la nueva pieza. En esta fase, el dentista verifica:
- Que el color y la forma sean adecuados.
- Que encaje perfectamente con los dientes adyacentes.
- Que no afecte la mordida ni cause molestias.
6. Cementado de la corona
Si todo está en orden, la corona se fija con un cemento dental de alta resistencia. En algunos casos, se utilizan cementos temporales durante unos días para asegurarse de que el ajuste es perfecto antes de la fijación definitiva.
Cuidados después de la colocación de una corona dental
Para garantizar la durabilidad de la corona, es fundamental seguir ciertas recomendaciones:
Evita alimentos que puedan dañarla
Aunque las coronas están diseñadas para soportar la masticación normal, es recomendable evitar morder objetos duros como hielo, frutos secos sin pelar o caramelos.
Mantén una higiene oral adecuada
La corona protege el diente, pero la encía y la base del diente natural siguen expuestas a bacterias. Para prevenir infecciones y enfermedades de las encías:
- Cepíllate con una pasta dental con flúor al menos dos veces al día.
- Usa hilo dental para eliminar restos de comida y placa bacteriana.
- Considera el uso de irrigadores bucales para una limpieza más profunda.
Controla el bruxismo
Si tienes el hábito de apretar o rechinar los dientes, consulta con tu dentista. El uso de una férula de descarga nocturna puede ayudar a proteger tanto la corona como los dientes naturales.
Acude a revisiones periódicas
Las visitas al dentista permiten detectar a tiempo cualquier problema con la corona y evitar complicaciones. Se recomienda acudir al menos una vez al año para una revisión.
Siguiendo estos consejos, una corona dental puede durar más de 10 años en perfectas condiciones. La clave está en el mantenimiento adecuado y en acudir al especialista ante cualquier molestia o señal de desgaste.