Uno de los problemas que más preocupa a nuestros pacientes a nivel estético es la falta de alineación entre sus dientes y no poder juntar correctamente los dientes de abajo con los arriba, lo que altera la imagen de la sonrisa. Sin embargo, estos problemas tienen consecuencias más allá de la estética, pues unos dientes apiñados son más proclives a acumular placa bacteriana y, en consecuencia, sufrir caries y enfermedades periodontales. Que nuestras arcadas no encajen bien, es decir, padecer maloclusión dental, ocasiona problemas de mordida y a la hora de hablar, así como daño en los dientes y en la articulación mandibular. Es importante corregir estos problemas para evitar patologías bucodentales en un futuro y, también, para mejorar la apariencia de nuestra sonrisa, algo muy importante en la sociedad actual, donde la sonrisa es nuestra carta de presentación.
¿Qué es la maloclusión?
Hablamos de maloclusión dental cuando los dientes de arriba y los de abajo hacen mal contacto o no encajan al cerrar la boca. Se refiere a una mala alineación de los dientes en relación a sus dientes antagonistas, es decir, los de la otra arcada. Como decíamos al principio, la maloclusión no afecta sólo a la faceta estética de la boca, sino a todos los niveles, incluyendo el funcional y el morfológico, y por ello, son varias las consecuencias que puede acarrear no solucionar este problema.
¿Cómo es la normoclusión?
La normoclusión es lo contrario a la maloclusión, es decir, que los dientes se encuentran bien alineados y, por tanto, ambas arcadas encajan perfectamente, lo que nos proporciona una buena mordida. La oclusión ideal es aquella que cumple estos requisitos: los incisivos superiores tapan 1/3 de los incisivos inferiores, los caninos o colmillos superiores se colocan entre el canino inferior y el primer premolar inferior, la cúspide del primer molar superior encaja en la fosa del primer molar inferior y, por último, la línea media de los incisivos superiores ha de coincidir con la línea media de los incisivos inferiores.
Tipos de maloclusiones
Existen tres tipos de maloclusiones dentales:
Maloclusiones verticales
Puede ser de distintas maneras, ya sea por la ausencia de contacto entre los incisivos, lo que se conoce como mordida abierta, por un solapamiento excesivo donde los incisivos superiores tapan más de 1/3 o por completo a los inferiores, es decir, una sobremordida, y también nos encontramos la mordida borde a borde cuando los incisivos superiores e inferiores entran en contacto en sus bordes.
Maloclusiones transversales
Consisten en una alteración de la anchura de los maxilares, lo que provoca o bien que la arcada superior, muy estrecha, quede dentro de la inferior, lo que recibe el nombre de mordida cruzada, o, por el contrario, que la arcada superior, muy ancha, quede completamente por fuera de la inferior, sin que encajen los molares, conocida como mordida de tijera.
Maloclusiones sagitales
Dentro de este último gran tipo de maloclusiones encontramos tres subtipos:
- Clase I: esta es la más frecuente y, aunque la mordida es adecuada, la línea de oclusión no es la ideal debido a un mal posicionamiento de los dientes, lo que puede afectar a la masticación y aumentar las probabilidades de padecer caries.
- Clase II: en este caso encontramos una arcada superior por delante de la inferior, aunque no tiene por qué existir apiñamiento dental.
- Clase III: este tipo de maloclusión es contraria a la de clase II, estando la arcada inferior por delante de la superior, caracterizado por un mentón prominente.
¿Cuáles son las causas de la maloclusión?
La causa principal son los factores hereditarios, pero existen otros factores causantes de la maloclusión, como alargar el uso del biberón y del chupete, chuparse el dedo mucho tiempo, respirar por la boca, que los dientes de leche ocupen muy poco espacio y después los definitivos tengan que apiñarse porque no tienen dónde colocarse… Perder algún diente de manera temprana puede conducir al movimiento de las demás piezas dentales y a una posible maloclusión.
¿Qué síntomas presenta la maloclusión dental?
Los principales síntomas son los que podemos apreciar a simple vista: dientes apiñados, desviados, que sobresalen unos sobre otros, etc. Otros síntomas muy característicos de la maloclusión son las molestias y problemas al comer y al hablar. Existen otros síntomas menos evidentes, pero que también conviene conocer, como morderse frecuentemente las mejillas, dolores en los músculos faciales o en la articulación temporomandibular, respirar con la boca abierta…
¿Cuáles son las consecuencias de la maloclusión?
Además de la cuestión estética, la maloclusión tiene una serie de consecuencias que conviene conocer:
- Problemas de masticación porque los dientes no encajan correctamente, lo que puede llegar a provocar problemas digestivos.
- Dificultades durante el cepillado al estar los dientes apiñados. Esto aumenta las probabilidades de sufrir caries y otras patologías.
- Bruxismo, un trastorno que nos hace apretar o rechinar los dientes, normalmente de manera inconsciente y durante la noche.
- Apneas de sueño, es decir, detenciones repetidas de la respiración mientras dormimos.
- Problemas en la articulación temporomandibular, lo que a su vez puede agravar el bruxismo y provocar dolores de cabeza y musculares.
- Desgaste dental debido al choque incorrecto y continuado de éstos. El desgaste se puede acelerar también debido al bruxismo.
- Problemas al hablar porque se ve alterada la forma de colocar la lengua o los labios, así como el flujo normal del aire al hablar.
- Problemas en la postura y el equilibrio. La maloclusión parece estar relacionada con asimetrías en la cabeza, cuello, hombros, espalda o piernas.
¿Se puede prevenir la maloclusión?
Aunque la maloclusión se debe principalmente a factores hereditarios, hay ciertos hábitos que podemos corregir desde pequeños para prevenirla, como retirar a tiempo el chupete y el biberón, evitar morderse las uñas u objetos, vigilar que los niños no respiren por la boca y estar atentos al bruxismo para corregirlo cuanto antes.
También hay que acudir al dentista en caso de caries, fracturas o pérdida antinatural de dientes para tratarlas y asegurarnos de que mantenemos el espacio adecuado para los dientes definitivos. Es importante vigilar el desarrollo bucodental de los niños, pues un buen desarrollo de la oclusión y la ortodoncia interceptiva puede reducir o eliminar la maloclusión, evitando tener que recurrir en el futuro a ortodoncias complejas y caras.
Tratamiento para la maloclusión dental
En la mayoría de los casos, el tratamiento consiste en una ortodoncia: interceptiva si se detecta en la infancia o correctiva si tratamos con adultos. Es más fácil corregir la maloclusión infantil porque su crecimiento óseo aún está desarrollándose y se pueden mover tanto dientes como mandíbula con aparatos. En la etapa adulta, es necesario recurrir a cirugía ortognática para corregir la posición de los maxilares.
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