El bruxismo es un problema que puede tener graves consecuencias a largo plazo y, sin embargo, muchísimas personas no saben que lo padecen hasta que no se lo dice otra persona que les ha escuchado rechinar los dientes o el dentista cuando acuden a una revisión. Por eso, es importante conocer en qué consiste este trastorno, cuáles son sus síntomas y causas y qué soluciones puede tener. Cuanto antes identifiquemos el bruxismo, antes podremos atajarlo y evitar complicaciones y problemas de salud bucodental.
¿Qué es el bruxismo?
El bruxismo es un trastorno que afecta al 70% de la población española y en el cual existe hiperactividad de la musculatura masticatoria, lo que provoca que, de manera inconsciente, se aprieten o rechinen los dientes. Puede ser tanto nocturno como diurno o mixto, y al ser un hábito inconsciente, las personas no suelen darse cuenta de que padecen bruxismo hasta que no aparecen las consecuencias del mismo; de ahí que esta patología se conozca como «enfermedad silenciosa». También se define como una actividad parafuncional oral, pues es un movimiento sin propósitos funcionales.
Afecta de la misma manera a hombres y a mujeres, pero es más frecuente que se dé en niños y adolescentes. Como consecuencia del constante rechinar de dientes, los dientes se desgastan, quedando débiles y propensos a roturas, caries y sensibilidad dental. Otra consecuencia habitual del bruxismo es el dolor cabeza debido a la tensión temporomandibular, así como dolor de cuello. Si el bruxismo no se trata y se alarga durante años, también pueden aparecer recesión gingival, con sus correspondientes consecuencias.
¿Cuáles son los síntomas del bruxismo?
Conviene conocer los síntomas del bruxismo para detectar esta patología cuanto antes:
- Rechinar de dientes: puede producir un sonido tan fuerte y desagradable como para despertar a la persona que duerma contigo.
- Esmalte dental desgastado: los dientes pueden empezar a verse amarillentos porque se comienzan a ver las capas internas del diente.
- Dientes aplanados, con fracturas o flojos: la pérdida de esmalte dental debilita los dientes.
- Sensibilidad e incluso dolor dental.
- Heridas en la cara interna de las mejillas por mordiscos involuntarios.
- Dolor e inflamación mandibular: los músculos de la mandíbula están rígidos o cansados y la mandíbula puede incluso quedarse trabada sin cerrarse del todo o producir un chasquido al abrirse.
- Dolor en el oído sin origen en un problema de oído, como la otitis.
- Cefalea tensional: dolores de cabeza sordo que comienzan en las sienes.
- Alteraciones del sueño: insomnio o apneas del sueño.
Causas del bruxismo
Son distintos los factores que pueden desencadenar el bruxismo y, hasta el momento, no existe consenso acerca de su origen, pero, por lo general, sus causas se encuentran a nivel psicológico. Como mencionábamos, es frecuente que el bruxismo aparezca asociado a problemas de ansiedad y estrés, a trastornos del sueño, como los terrores nocturnos, como un mecanismo involuntario de tratar de regular la ira o la frustración, o en personas con TDAH. También se relaciona con enfermedades como el Parkinson y otros trastornos neurodegenerativos, epilepsia y reflujo gastroesofágico.
Tipos de bruxismo
El bruxismo se puede clasificar según el momento del día en el que se da y los tipos de movimientos que se realicen, pudiendo coexistir varios tipos en el mismo paciente.
Bruxismo diurno o de la vigilia
En este tipo de bruxismo es habitual que sólo se aprieten los dientes, sin rechinarlos, y es el más asociado a ansiedad y estrés. Puede ser idiopático si no se conoce su origen o secundario si responde a problemas psicológicos o de otro tipo.
Bruxismo nocturno o del sueño
Aparece clasificado dentro de los Trastornos del Sueño, bajo el título de Parasomnias. En este tipo de bruxismo, los dientes se aprietan y también se rechinan y, al producirse durante el sueño, es más difícil de controlar.
Bruxismo céntrico
Se refiere al apretar una arcada de dientes contra la otra sin movimientos de desplazamiento.
Bruxismo excéntrico
Este es el tipo de bruxismo donde los dientes se frotan unos contra otros provocando rechinamiento.
Tratamiento de los síntomas del bruxismo
El tratamiento del bruxismo varía en función de cada caso particular. Primero, se intentará encontrar la causa o las causas que den origen al problema y, en caso de encontrar un origen, el tratamiento irá enfocado a solucionar el factor etiológico. Es habitual no encontrar un factor de origen claro para el bruxismo, por lo que el tratamiento suele dirigirse a reducir el rechinamiento y prevenir las consecuencias sobre las estructuras orales.
En adultos, el tratamiento farmacológico con benzodiacepinas y relajantes musculares disminuye la activación motora nocturna y tiene un efecto positivo a corto plazo. Sin embargo, estos medicamentos tienen muchos efectos secundarios y no están recomendados en niños. Como tratamiento de las molestias que provoca el bruxismo, podemos recurrir a antiinflamatorios. Visitar a un fisioterapeuta y corregir hábitos posturales y alimenticios también pueden ayudarnos a tratar el bruxismo, pero los tratamientos más empleados actualmente son el botox y la férula de descarga.
Tratamiento del bruxismo con bótox
La toxina botulínica tipo A se ha utilizado con éxito en el tratamiento de patologías del SNC, como discinesias y distonías. Ha comenzado a utilizarse también como solución al bruxismo porque reduce la hipertrofia maseterina, pero aún no hay estudios suficientes sobre sus resultados.
Férula de descarga
Lo más común para evitar los problemas derivados del bruxismo es el diseño de una férula de descarga, especialmente en el subtipo nocturno. Se trata de una prótesis removible personalizada muy resistente que se ajusta perfectamente a los dientes del paciente y relaja y reajusta la articulación temporomandibular para evitar el rechinar de dientes.
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